“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; Y la ciencia de los santos es inteligencia.”
Proverbios 9:10 (RVR 1909)
La educación en nuestro contexto nacional enfrenta, hoy mas que nunca, grandes desafíos: la desigualdad, falta de recursos humanos y materiales, cambios y reformas políticas. Aún así, estos retos son una gran oportunidad para abrir camino a la innovación y mejorar las oportunidades educativas que brindamos a nuestros niños y jóvenes. Ser hijo de Dios permite entregar un enfoque único que esta tarea, pues, como lo enseña el libro de Proverbios, la innovación real viene de un corazón que teme a Jehová y que busca constantemente el conocimiento de las Sagradas Escrituras como base única y profunda de la educación académica y personal.
Proverbios fue escrito para ser instruidos en sabiduría y entendimiento de las verdades bíblicas. El pasaje citado resalta que el principio de toda verdadera sabiduría es el respeto y reverencia hacia Dios. En nuestro contexto educativo, significa que nuestras enseñanzas deben estar ancladas en los principios y preceptos dados por Dios en la Biblia. Debemos mirar la educación de nuestros niños como un arquitecto que construye una casa. Si los cimientos son sólidos, la casa resistirá las tormentas. Así mismo, debemos construir la educación de las futuras generaciones, sobre los sólidos cimientos del conocimiento de Dios, con profundas raíces que entreguen la fortaleza necesaria para enfrentar los desafíos del futuro.
Por ello, el llamado es a trabajar en establecimientos educativos que no solo se enfoquen en el rendimiento académico de un SIMCE, sino en formar seres humanos que desarrollen una relación personal con Dios. Esto permitirá formar una sociedad resiliente, sabia y capaz de transformar cualquier desafío en una oportunidad de crecimiento personal y colectivo.